En la descripcion del crepusculo moscovita que se levanta ante su observacion igual que una apariencia fugaz, sobre tan solo unos min., puede verse la localidad fundida en la mancha (Fleck) roja.

Es la ocasion en que el sol alcanza su maximo apogeo, el que ha buscado a lo dilatado de todo el conmemoracion, de caer al poco momento. El pintor advierte que el colorado es cada vez mas intenso, principal frio desplazandolo hacia el pelo despues templado. La mancha roja nunca unicamente es visible, sino que ademas se oye, y no ha transpirado ese estruendo del color es el que realiza agitarse el alma. Esa sinestesia de sentidos, la audicion del color, corresponde an una comprension en la cual no unico actuan las sentidos exteriores, sino que igualmente intervienen los interiores convirtiendo la percepcion en destreza interior, como senalo Alois Maria Haas en su estudio referente a el poema de Hans Arp, Singendes Blau (Azul que canta). Sin embargo esa mancha roja nunca es de Kandinsky la preferiblemente hora. Se refiere an ella como una “unidad roja” (rote Einheitlichkeit). Ciertamente Kandinsky no seri­a un pintor monocromo, ni la conceptualizacion fue en sus inicios monocromia. Ni siquiera Kasimir Malevitch con su celebre Cuadrado bruno referente a blanco es, igual que insistio Denys Riout, la pintura monocroma (Riout 40-50). En esta hora crepuscular moscovita Kandinsky nunca se detiene en la mancha roja, sino que espera a la ataque cromatica igual que el momento concluyente:

No es sino el conforme final de la sinfonia lo que lleva cada color a su paroxismo vital asi­ como triunfa acerca de Moscu sereno haciendolo resonar igual que el fortissimo final de una banda gigantesca

. El rosa, el tonto, el amarillento, el blanco, el azul, el verde pistacho, el colorado radiante de las casas, de estas iglesias –cada alguno con su melodia propia–, el cesped de un verde rabioso, las arboles sobre bordon mas grave o la nieve de mil voces que cantan, o el allegro de las ramas desnudas, el anillo rojo, rigido y silencioso sobre los muros del Kremlin, asi­ como, por encima de cualquier, dominandolo al completo, como un aullido de triunfo, igual que un aleluya olvidado sobre si, el esplendido trazo blanco, graciosamente severo, del campanario de Ivan-Veliky. Y sobre su esplendido cuello, tendido, estirado hacia el gloria en una nostalgia eterna, la testa de oro de la cupula que es, entre las estrellas doradas y no ha transpirado abigarradas de las demas cupulas, el sol de Moscu”.

El paralelo entre colores y no ha transpirado sonidos continua. Kandinsky ve las colores, rosa, lelo, dorado, blanco, azul, verde pistacho, colorado flamigero (flammenrot), desplazandolo hacia el pelo las oye igual que el conforme final sobre la sinfonia que bien podria ser de Skriabine. Es un momento de extasis, en el que las arboles, los muros del Kremlin, las cupulas, el campanario de Ivan Veliky asi­ como el sol de Moscu se muestran finalmente transfigurados en oro. Existe otro pasaje en Ruckblicke de enorme interes de las preguntas que suscita el caracter abstracto sobre la perspectiva sobre Juliana. Me refiero al punto que ocupa el color en la idea. Kandinsky recuerda lo que supuso para el la primera adquisicii?n de los tubos sobre colores cuando contaba con trece o catorce anos de vida:

Lo que por lo tanto senti, o, superior citado, la destreza que vivi al ver el color saliendo del tubo, la sigo viviendo en la actualidad […], esos seres extranos a los que llamamos colores llegaban alguno tras otro vivos en si y para si, autonomos asi­ como dotados de estas cualidades necesarias Con El Fin De su futura vida autonoma y no ha transpirado, a cada instante, dispuestos a plegarse a novedosas combinaciones, a mezclarse unos con otros asi­ como a generar una inmensidad de mundos nuevos”.

Los colores de Kandinsky son seres vivos, autonomos, prontos an acontecer combinados asi­ como a mezclarse para levantar mundos nuevos.

La idea implica el inspeccion sobre la autonomia sobre las materiales pictoricos, sobre modo que la tarea permite a un ala la representacion asi­ como la mimesis Con El Fin De acontecer ella misma, por si y Con El Fin De si misma. La liberacion sobre los colores de su dependencia con respecto a la realidad fisica y no ha transpirado material se asemeja a la liberacion de las terminos y no ha transpirado la tentativa sobre efectuar sobre la pintura la expresion autorreferencial se corresponde con un ansia analoga por pieza sobre la poetica moderna, la revuelta que, por ejemplo, la musica Jami?s ha tenido que probar. Con todo, Con El Fin De Kandinsky esa liberacion de la esclavitud representativa se realiza con el fin de que sea probable la intervencion del alma en el transcurso creador. En sobre lo espiritual en el procedimiento, Kandinsky afirma que “la cadencia sobre las colores tiene que basarse unicamente en el comienzo del contacto adecuado con el alma humana”. Desplazandolo hacia el pelo seguidamente considera que:

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